sábado, 31 de enero de 2015
Caminos en Construcción - contexto de encierro - Unidad 14 de Esquel - Chubut
Roberto Moscoloni en el Secundario ECE 791 en U14
Esquel, 20/03/13 – De la mano del Plan Nacional de Lectura llega a nuestra escuela Roberto Moscoloni, narrador oral, en la Semana de la Memoria, la Verdad y la Justicia.La ficción y la realidad se enredaron en el aula con su voz amistosa. Sus relatos convocaron la atención de un nutrido grupo de estudiantes que a poco de escucharlo dispararon estupendas interpretaciones, construyeron complicidades y hasta nos regalaron historias.
Es el primer encuentro del año con el arte del afuera, con las posibilidades que la cultura nos ofrece. Es el primer encuentro para los estudiantes de 1er. año que empiezan a descubrir que la escuela es más que asistir a clases y que somos capaces de otras “clases”.
Nuestro
Palabra de Tripero: Roberto Moscoloni nuevamente en la Escuela 791 en U14
Esquel, 12 de junio de 2013 – Nos visitó en el mes de marzo y asumió el compromiso de volver cuando Gimnasia y Esgrima de La Plata ascendiera a Primera división. Sucedió y cumplió: el narrador Roberto Moscoloni nos deleitó con algunas historias y nos conmovió profundamente con otras.Los muchachos disfrutaron los relatos y el lenguaje; el afecto de las palabras. Las docentes que compartimos el espacio también. Gracias Roberto, gracias al Plan de Lectura a través de Fabiana Garzonio.
Registro del Ministerio de Educación de Nación
Cuidado, animales sueltos - (cuentos) El Bar
EL BAR
Se encontraban siempre en la
misma mesa del mismo bar, justo donde hacía un martillo y había una bicicleta
colgada como apuntando al cielo para salir en cualquier momento.
Sentados uno frente al otro,
delataban su ilegalidad acercando sus manos sin tomarse, posando su mirada en
la mirada del otro.
Se los veía hablar y mirarse,
mirarse intensamente, tan intensamente que cuando el mozo les traía una cerveza
ellos no atinaban ni a levantar la mirada.
Se los veía venir de distintas
direcciones y marcharse hacia distintos lados, después se cruzaban en alguna de
las esquinas y los foquitos de los autos enviaban mensajes secretos con más o
menos intensidad.
Siempre me llamaron la
atención cuando llegaban al bar, y se acomodaban en esa mesa del martillo. me
gustaba ver como esas dos personas mayores se miraban con la cristalidad de dos
niños.
Me hubiera gustado saber de
que hablaban, pero evidentemente había mucho de poesía de los dos lados.
Lo vi leerle poemas casi
susurrando, la vi cantar canciones que parecían de Silvio Rodríguez.
Cada tanto acercaban sus
dedos, las palmas de sus manos, pero enseguida las separaban.
Ella venía evidentemente de un
trabajo y él siempre estaba terriblemente desprolijo, pero al encontrarse y
dirigirse hacia la mesa del martillo del bar con la bicicleta que apuntaba al
cielo, ellos se veían radiantes.
No los quería mirar mucho,
porque me parecía una imprudencia, pero ¡como irradiaban luz sus miradas! y que
hermoso era verle los ojitos a ella, que se salían de la cara y bailaban danzas
ancestrales.
Me gustaba sentarme a esperar
que entraran, mientras leía un libro esperaba que ellos iluminaran el bar.
Fueron muchos años de sentarse
en el mismo lugar, muchos años de no ceder en la intensidad de la mirada. Era
casi una necesidad verlos y comencé a darme cuenta que había mas de una persona
que los miraban mientras ellos se miraban.
Tener un bar tiene estas
cosas, uno se puede meter sin saber bien, en historias de personas que se
convierten en eventuales clientes. La última vez que los vi fue en un diciembre
de hace algunos años. Entraron distintos, viscerales. Él le pidió una lapicera
y ella le entregó una hoja doblada. El mozo les llevó la cerveza y él comenzó a
hacer rayas y dibujos. Se miraban tan profundamente mientras él explicaba algo
que evidentemente tendría que ver con un mapa casi de un tesoro de piratas. Por
un momento pensé que era un capitán pirata develando un secreto. Ella seguía
cada palabra, cada trazo. Sus miradas eran tan luminosas… ella pareció lagrimear
y él sacaba desde su interior palabras y palabras que me hubiera gustado
escuchar. Entre los dos había luz. No quería fijar mi vista en su charla porque
temía perderlos como clientes…disfrutaba tanto de verlos mirarse.
La charla se sostenía sin
grietas, los trazos iban y venían en el papel, ella se acercaba y el tomaba por
primera vez sus manos plenamente, sin disimulos. No quería quedarme mirándolos
fijamente, pero era más fuerte que yo seguir su acercamiento. Ser dueño de un
bar te da la posibilidad de moverte en el local disimulando. Sus miradas eran
tan intensas, tanto pero tanto. El papel estaba rayado, con letras, círculos,
un cuadradito en el borde inferior derecho, ellos se acercaban y parecían
fundirse en sus cuerpos. Me fui a la cocina, sentía que el uno se metía en el
otro y pensé que estaba alucinando por la admiración que me producían sus
encuentros. Cuando pase a su lado había mucha luz y juraría que se estaban fusionando,
pero como soy cerebral, pensé que me había encandilado con esta historia.
Me quedé en la cocina,
necesitaba alejarme de esa sensación tan extraña. Comencé a preparar una tabla
de fiambres para la mesa tres, la que da frente a la ventana cuando entró el
mozo enojadísimo contándome que los que estaban en la mesa del martillo se
habían ido sin pagar y que lo raro era que él estaba junto a la puerta y no los
vio salir.
Salí de la cocina para
levantar los vasos de cerveza, la botella y el canastito con maní y al
acercarme vi que ya no estaba la bicicleta que apuntaba al cielo.
Poesías del Camino...
Flores y Enigmas de la Mente (2006) Ediciones La Doblada. Prov. Bs As.
1630 DE SETIEMBRE
Te espero en la
esquina
de la calle 44
en silencio...
Seremos dos
personas
alejadas de
cualquier historia de amor
Vos tendrás sol
en la mirada
Un instante de
tus costumbres
en los ojos y
mi poema
Yo estaré
robando afiches
con mis zapatos
marrones y chuecos
y mi promesa
intacta
Te espero, aun
no se han llevado
las flores del
puesto, ni abrió el kiosco de diario
No hay apuros
de fin de año
Y mi poema
sigue teniendo tu nombre
entre sus
letras
17
ANGELES
Caídos los
ángeles
en territorios
taciturnos
muestran
olgazanerías
desprendidas
del vientre
que oculta la
visión
que nos
permitió
avanzar en
civilizaciones
de espanto y
recrear
la base del
pensamiento lúdico
significando
variedades
de
supervivencia relacionadas
al sentido
abstracto de la vida.
................
18
8 Y 49
y la
simpleza...
desnudos y
tercos
caminamos
tapados
por vestidos
ajenos
ocultando la
desnudez del alma
la falta de
caricias
es tan simple
este ir y venir
de nuestros sentidos
dispuestos a aceptar
hay murmullos
en la calle
de los seres
desnudos
Gritan
Reclaman su pan
Son ignorados
La calle de los
murmullos
se convierte en
avenida
mientras los
púdicos hacen
que los
vestidos
tapen y tapen
tanta soledad
del alma
y vuelvan a
convertirse en calles cortadas
Solas
Indefensas
Vamos perdiendo
la rutina
de calles sin
semáforos
Vamos entrando
en en el laberinto
de vestidos
prestados
que intentarán
reemplazar
nuestros nombres
... nuestra
simpleza
será
seguir desnudos
y tercos
con el alma en
las manos
prendiendo
luces
en la calle del
murmullos
19
DE UNA CALLE DE
PATAGONES
(sin vos)
Negar tu
existencia
nos vuelve al
camino
Dejan las
palabras
impulsos de
canciones
y te escucho
El tocadisco
detiene
el paso del
tiempo
mientras de la
biblioteca
desangran
poemas
que leí a tu
lado
Sos una antigua
canción
silenciada en
mi esquina
para alejarte
de mis oídos
Pescado vuelve
a nombrarte
Crisálida
20
AMANECERES
Cómo será tu
mirada
después de
gritar
en las marchas
de la vida
Que nombre
promunciará
tu cuerpo al
despertar
desnuda sin
tibiezas
hay soledades
en las calles
y mi mano es tu
soledad
jugando
nuestras caricias
21
JACOBACCI
Las infidencias
de la memoria
preguntan por
tus ojos
y hacen ecos
mudos en las palabras
que amenazaron
nuestra siesta
¿será el tiempo
de las uvas el
que seduce
al recuerdo?
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