viernes, 1 de abril de 2016

en abril - MEMORIAS DE UN VIKINGO SIN PUERTO - (poesias)


Música para el viaje - En este mismo instante - Pedro y Pablo - a los ex combatientes de Malvinas


https://youtu.be/w2Wtfmq8AO0

Rutas de la palabra (12) En el Pozo de Banfield, a 40 años por Memoria, Verdad y Justicia






Rutas de la palabra - (11) Junto a mi hija Makarena, acompañando a la fotógrafa Manuela Mendy en homenaje al maestro Guillermo Dibastiano desaparecido el 13/9/77






Poesías para el camino (11) 5ª Historia

del libro "7 Historias de amor en el mar"

5° Historia

1

Destiempo de amanecer
de una palabra

El teléfono comenzó su sonido
anodino y desinteresado
En una línea cualquiera
tu voz
volvía a sonar a mar.


2

Como serán tus tiempos
pequeño duende
que hasta tu voz
rebotaba en mis oídos
con cansancio de desarraigos
cuando te dejé ir
porque te sentí herida.

3

Hay soles y soles
pequeñas muestras de despilfarro
de metáforas
y gestos de dolor

En un largo pasillo
de un mediterráneo albergue
pedí ver tus ojos
         algún gesto de playa
         que te permitiera
         ser mujer de hiedra

4

Limpié mis ojos
y sólo supe de momentos.


5

Cuando escuché tu voz
sonaba nuevamente a mar
a recuperación de piedras extrañas.

Eras madre, compañera,
temor y trabajo

Volví entonces al mar
en una tarde que parecía llorar
tu ausencia, a contarle
que el duende del mar
seguía buscando el horizonte
de las utopías del amor

6

Es tan simple este devenir
de los tiempos
que en medio de tanto mecanismo
que toma y obliga,
dar
se vuelve una actitud
de militancia por los sentimientos.

7

Tu voz tiene la simpleza
del sonido de las olas
y recuperó su movimiento
para recuperar
el sol de la tarde


Cuidado, animales sueltos (11) LA PATRIA LES AGRADECE, un cuento sobre Malvinas, dedicado a nuestros amigos de lago Puelo de Muestra Malvinas

LA PATRIA LES AGRADECE

                               … los chicos van cayendo
                                               Y yo los voy sintiendo
                                               manos duras que matan
                        manos finas que mandan a matar…
                                                                                  Miguel Cantilo


-La Patria les agradece por la vida de sus hijos y esperamos que esta sea la última sangre que se derrama por la libertad de nuestra tierra ...
Todos se levantaron y se fueron
-Señora.... Señora...
-discúlpeme... gracias General Belgrano

 y caminó a su casa con una carta y el orgullo en el pecho de aquella condecoración. Los vecinos salieron a recibirla, la esperaban con el mate y el silencio.
Sus hijos comenzaron a desarmar la cama de su hermano y el más chico se probó las botas de cuero que se había comprado Pedro antes de que el ejército del Norte lo convocara a sus filas.
Su madre ensayó una sonrisa para no hacer más angustiante el dolor y asintió que le quedaban bien y que Pedro estaría orgulloso de que las usara.
Angela, la hija mayor, le prometió a la madre que su próximo hijo se lo daría para que lo criara y que le pondría Pedro en honor a su hermano.
Los otro hermanos sentían el deseo de alistarse en el ejército que anunciaba que cruzaría la cordillera de los Andes y que estaba a cargo del General San Martín.
Marcos quería tomar rumbo al norte para seguir a Don Martín Miguel de Guemes, todos y cada uno de ellos pensaban que en honor a su hermano muerto debían salir a defender la patria incorporándose a los ejércitos libertadores que estaban dando batalla al invasor

Aquélla noche todo era silencio en la casa de Agustina.,
Cuando apagaron las lámparas solo quedó la vela junto a la virgen y se escuchaban los sonidos de las lágrimas que caían como balas en las batallas... las batallas eran intensas según anunciaba la radio y todo indicaba que en pocos días más se terminaría la guerra.
La ilusión de un triunfo sobre el ejército inglés se disipaba y Las Malvinas quedarían en manos del imperio nuevamente.
Agustina esperaba tener noticias de Pedro y de su regreso a casa, mientras que sus otros hijos se sentían indignados porque a todas luces había sido una guerra totalmente injustificada, mas cuando llegaban noticias sobre el estado de las armas, la falta de vestimenta y la situación en general que habían vivido los chicos en la isla.
Los vecinos vinieron a casa de Agustina a decirle que se anunciaba que darían noticias sobre el destino de los soldados en las instalaciones del Regimiento 7 y toda la familia se apresuró en salir para allí, para saber cuando volverían o si habían sido tomados prisioneros por los ingleses y deberían esperar 45 días a que los trajeran al continente.
Por la calle 19 se veía que miles de personas se acercaban con lágrimas en los ojos, con el deseo intacto de saber el paradero de sus hijos, con la esperanza de que estuvieran bien y que no hubieran sufrido ninguna herida.
Agustina preguntó por el lugar de la información y ante la preguntan de la compañía B, donde estaba Pedro, le dijeron que en el casino de oficiales estaba la información.
Al llegar, un oficial con traje de gala recibía a los familiares a quienes hacían sentar como para ofrecerles una conferencia

“la patria les agradece por la vida de sus hijos y esperamos que esta sea la última sangre que se derrama por la libertad de nuestra tierra...”
Todos se levantaron y se fueron
Señora... Señora...
Asesinos...

Roberto Moscoloni
Del libro “Historias desde una esquina libertaria”